Bendiciones del anciano


Benditos son aquellos, que razonan lo torpe de mi caminar y la poca firmeza de mi pulso.

Benditos son  aquellos, que comprenden que ahora mis oídos se esfuerzan por oír las cosas que ellos dicen.

Benditos son aquellos, que parecen comprender que mis ojos están empañados y mi sentido del humor es limitado.

Benditos son aquellos, que disimulan cuando derramo el café sobre la mesa.

Benditos son aquellos, que con una sonrisa amable se detienen a charlar conmigo por unos momentos.

Benditos son aquellos, que comprenden mis fallas de memoria y nunca me dicen "ya has repetido la misma historia dos veces".

Benditos son aquellos, que saben despertar historias de un pasado feliz.

Benditos son aquellos, que me hacen saber que soy querido, respetado y que no estoy solo.

Benditos son aquellos, que saben lo difícil de encontrar fuerzas para llevar mi cruz.

Benditos son aquellos, que con amor me permiten esperar tranquilo el día de mi partida.


Anonimo

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