La soledad en tiempos modernos

Hay una obra teatral, Our Town, muy interesante. Una de las escenas más conmovedoras es cuando muere la pequeña Emily, la llevan al cementerio y los dioses le dicen que puede regresar a la vida durante un día. Elige regresar para vivir su duodécimo cumpleaños. Baja las escaleras vistiendo su atuendo de cumpleaños, los caireles rebotando, tan contenta porque es la homenajeada. Y mamá está tan ocupada haciendo un pastel par ella. Que no la voltea a ver. Papá entra, y está tan ocupado con sus libros y papeles y ganando dinero, que pasa de lado y ni siquiera la ve. Su hermano está en su propia escena y tampoco se molesta en verla. Finalmente Emily termina en el centro del escenario sola, en su vestido de cumpleaños. Y exclama: ”Por favor, alguien véame”. Vuelve con su madre una vez más, e implora: “Mamá, por favor, sólo por un minuto, mírame”. Pero nadie la mira, y se dirige a los dioses, y dice más o menos lo siguiente: ”Llévenme otra vez. Se me olvidó lo difícil que era el papel de ser humano. Ya nadie mira a nadie”



Si uno no se siente amado, respetado, ni indispensable por nadie, puede provocar sufrimientos más grandes que la pobreza, puede ser un sufrimiento más grande que el hambre. Yo he dado muchas veces comida en la boca del pobre y del hambriento, pero las cosas materiales que se le puede dar, no curan el hambre de soledad, !solo el amor cura la soledad!

Madre Teresa de Calcuta

Una luz en el camino


Hace cientos de años, en una ciudad de America, una persona, que una noche caminaba por las oscuras calles, llevando una lámpara de aceite encendida.

La ciudad era muy oscura y fria en las noches sin luna como aquella.

En determinado momento, se encuentra con un amigo. El amigo lo mira y de pronto lo reconoce.

Se da cuenta de que es Guno, el ciego del pueblo. Entonces, le dice:
- ¿Qué haces Guno, tú ciego, con una lámpara en la mano? Si tú no ves.

Entonces, el ciego le responde:
- Yo no llevo la lámpara para ver mi camino. Yo conozco la oscuridad de las calles de memoria. Llevo la luz para que otros encuentren su camino cuando me vean a mi.

- No solo es importante la luz que me sirve a mí, sino también la que yo uso para que otros puedan también servirse de ella.

Cada uno de nosotros puede alumbrar el camino para uno y para que sea visto por otros, aunque uno aparentemente no lo necesite.

Alumbrar el camino de los otros no es tarea fácil. Muchas veces en vez de alumbrar oscurecemos mucho más el camino de los demás. ¿Cómo? A través del desaliento, la crítica, el egoísmo, el desamor, el odio, el resentimiento...

¡Qué hermoso sería sí todos ilumináramos los caminos de los demás!


Condiciones


Si quieres ser respetado, debes respetarte a ti mismo, y a los demás.

Si quieres dominar a otros, debes aprender primero a dominarte a ti mismo.

Si quieres amigos, se siempre amistoso.

Si quieres justicia, se siempre justo con los demás.

Si quieres consideración, se siempre considerado con los demás.

Si quieres ser fuerte, se apacible pero valeroso.

Si quieres conservar tú reputación, busca buenas compañías.

Si quieres ser popular, nunca hables mal de tú prójimo.


Anonimo

Cuenta conmigo


Cuando sientas tu herida sangrar
cuando sientas tu voz sollozar
cuenta conmigo.
(de una cancion de Carlos Puebla)


Compañera
usted sabe
que puede contar
conmigo
no hasta dos
o hasta diez
sino contar
conmigo

si alguna vez
advierte
que la miro a los ojos
y una veta de amor
reconoce en los míos
no alerte sus fusiles
ni piense qué delirio
a pesar de la veta
o tal vez porque existe
usted puede contar
conmigo

si otras veces
me encuentra
huraño sin motivo
no piense qué flojera
igual puede contar
conmigo

pero hagamos un trato
yo quisiera contar
con usted
es tan lindo
saber que usted existe
uno se siente vivo
y cuando digo esto
quiero decir contar
aunque sea hasta dos
aunque sea hasta cinco
no ya para que acuda
presurosa en mi auxilio
sino para saber
a ciencia cierta
que usted sabe que puede
contar conmigo

Mario Benedetti




Amigos de viaje


Este tren de la vida soy un caminante
y de vosotros amigos de viaje.
Compañeros, ¿Cual de todos será el primero
que repentinamente del tren se baje?.

La marcha ha sido muy placentero,
placentera la compañía, elegante el paisaje.
Hemos ya llegado de un nuevo enero
saturado de esperanzas nuestro equipaje.

Si hoy a ninguno apena la dolencia grave
celebremos el año que alegre vino,
y la alegria que nos trajo sólo se acabe

cuando se abra en estrella nuestra senda,
y vaya por una ruta que nadie sabe
cada quien al encuentro de su destino.

Manuel Michaus



Mendigos


No solo son Mendigos los que andan por las calles mal vestidos, pidiendo de comer o beber porque tienen hambre, sed o frío.
Hay en muchos rincones del mundo, miles de limosneros escondidos; elegantes, con techo, pan y vino; pero carentes de amor y sintiéndose por dentro vacíos.

Mendigos de un abrazo, de consuelo, de un beso, una mirada, de la presencia de un verdadero amigo o simplemente de una palabra de cariño.

Mendigos que sienten vergüenza de admitir que aunque tienen todo lo material, viven en la pobreza espiritual y se sienten frágiles como niños.

Mendigos que darían todo lo que tienen por encontrar el verdadero amor o hallar dentro de sus familias la paz y el calor de hogar.

Mendigos que temen volver a amar, porque ya bastante han sufrido han sido traicionados y heridos, tienen miedo de confiar.

Hay muchos hombres y mujeres que les cuesta aceptar y expresar la necesidad tan grande que tienen de sentirse realmente amados y valorados.

Madres que imploran la atención de sus hijos; abuelos olvidados, niños y jóvenes que aunque lo tienen todo, se sienten por sus padres abandonados.

El amor y la amistad no se deben mendigar, se merecen por dignidad; fue la herencia que a todos sus hijos Dios por igual ha dejado.

Pero aún así son demasiados los corazones rotos; que aunque por fuera se ven elegantes y bien vestidos; realmente en su interior están destrozados.

¿Cuántas veces hemos pasado por el lado de mendigos de amor y ni siquiera cuenta nos hemos dado, los hemos ignorado?

¿Cuántas veces hemos juzgado mal a personas que hacen lo que hacen, porque están hambrientos de ternura y afecto y nadie se los ha dado?.

A lo mejor tú o yo algunas veces nos hemos sentido carentes de cariño y anhelamos que alguien nos ame de tal forma que nos devuelvan la ilusión, lográndose reparar y fortalecer nuestro corazón.

Son esos momentos en que hemos perdido lo que más hemos querido, o simplemente no hemos encontrado lo que tanto anhelamos, nos sentimos tan solos y deprimidos que creemos perder la razón.

Seamos de aquellos que son capaces de brindar a todos amor y amistad, hagamos que amando sin distinción, logremos acabar con esa mendicidad; para que podamos construir un mundo mejor y pueda reinar por fin la paz en cada rincón.

Es el mandato que el Señor nos ha querido dejar, cuando nos dijo: "Ámense unos a otros como solo yo los he sabido amar".

Autora Catolica


Amar sin miedo


Un peregrino llegó a la aldea de Abu-Yazid.

Enséñame la manera más rápida de llegar hasta Dios, le pidió.

Abu-Yazid respondió con apenas cinco palabras:
Ámalo con todas tus fuerzas.

Eso ya lo hago.

Entonces necesitas ser amado por los demás.

Por qué, preguntó el peregrino...

Porque Dios mira el corazón de todos los hombres.

Cuando visite el tuyo, ciertamente verá tu amor por él, y se alegrará.

Siembra ya, si en el corazón de otras personas encuentra tu nombre escrito con cariño, ten por seguro que pondrá mucha más atención en ti.

Anónimo